miércoles, 4 de abril de 2012

MUERTE DE JESÚS

Desde la hora de sexta vino una obscuridad sobre toda la tierra hasta la hora de nona. Y sobre la hora de nona gritó Jesús con una gran voz: ¡Elí, Elí, lama sabactaní! esto es, ¡Dios mio, Dios mio, ¿por qué me has desamparado?. Algunos de los que allí estaban, al oírlo, decían: A Elías llama éste. Y enseguida, corriendo uno de ellos, tomó una esponja, la empapó en vinagre, y poniéndola en una caña, quería darle de beber. Mas lo otros dijeron ¡deja que veamos si viene Elías a salvarle!. Jesús, gritando de nuevo con gran voz, expiró.
MATEO.

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